Una mujer de la 
servidumbre anunció que el almuerzo ya estaba servido, la rubia se 
detuvo a medio camino del bar, Matthew me invitó a acompañarlos al salón
 comedor y ella nos siguió a paso lento. Ya a la mesa tomó asiento en la
 silla frente a mí, yo estaba a la derecha de Matthew Carlysle que se 
sentó a la cabecera de la mesa, su mujer se sentó en la otra punta, su 
hijo Dorian a mi lado y Claudia al lado de "Ame".
   Claudia le susurró algo al oído, ella negó con la cabeza y me miró de reojo. 
  "Debe sentirse como si se limpiaran algunos pecados, ¿no crees?",
 había dicho. Capté el mensaje. Ella sabía que la Armada que mi familia comanda se encargó de sus padres dejándolas a ella y a su hermana sin hogar, 
dejándolas huérfanas; no tengo idea de cómo se desarrolló todo, ese día, 
ni quiero imaginarlo, pero entendería su hostilidad, y cargaría con lo 
que los Comandantes anteriores a mí habían hecho, con lo que mi familia 
le había hecho. Era de esperar esa vacía mirada en sus ojos que se clavó
 en los míos. 
—Y dígame, Matthew, 
¿cómo supo que me encontraba en la ciudad?—pregunté, picando la carne que me 
sirvieron en el plato—. Ni siquiera me reporté con usted cuando mi 
Segunda y yo llegamos a cumplir con la orden que se nos dio, sé que 
Lucrecia debió haberle dicho sobre por qué vine pero ella no sabía que 
yo había regresado de Seattle, de hecho le dije que me quedaría allí 
para investigar un poco más sobre lo que sucedió.
—Le mentiste a Lucrecia,
 fuiste osada al haberlo hecho, Lexa, pero tengo ojos vigilando en cada 
parte del país—respondió él sonriendo. Noté que Claudia parecía perdida cuando nos miró.
—Sí, ojos que yo 
controlo y sé cómo evitar a la perfección—sonreí. Probé un bocado y 
seguí cortando—. Una ya no puede tener un lugar secreto al que escapar 
cuando necesita algo de paz—comenté—. Tendré que empezar a revisar a mi 
personal de confianza.
—Un momento—intervino Claudia, sus grandes y dulces ojos café pasaron de su tío a mí—, ¿a qué te refieres con "ojos que yo controlo"?—inquirió abriendo y cerrando comillas en el aire con los dedos.
—Sabes que tu tío y yo 
financiamos a varios gobiernos, y ayudamos a hacer de este mundo un 
mejor lugar—habló Helena adelantándose a mí y a su marido, vi a Ame 
rodar los ojos, intuí que esa mentira ya le cansaba—. Pues la familia de
 Lexa hace lo propio por nuestra seguridad, nombra una agencia de 
inteligencia y allí estarán metidas las manos de los Tramell-Wood. CIA, 
MI6, El Mossad, sólo por nombrar algunos. Los tentáculos de los TW lo 
abarcan todo.
—El Brazo Armado de la Élite—comentó Ame, dio un trago largo a su copa de vino dejándola vacía.
—¿No se espían mutuamente?—preguntó Claudia—. ¿Cómo una sola persona controla agencias de inteligencia si....?
—Es un juego, 
Clau—respondió Ame—. Lo entenderás con el tiempo, si a mis padres les 
sale del corazón no mantenerte más en la ignorancia.
—Ya basta, Amanda—dijo con calma Matthew.
—Salud.—La joven levantó la copa en respuesta a la serena orden del señor Carlysle pero concentró su mirada en mí.
—Disculpa a mi hermana, Lexa—intercedió Dorian—. Tuvo que cancelar un evento en Los Hamptons por pedido de papá.
—¡Oh! Espero no ser la 
causante de esa cancelación.—Ame enarcó una ceja—. Nunca he ido a Los 
Hamptons, ¿sería posible que alguna vez pueda mostrarme el lugar?—le 
dije.
—Podemos quedar cuando gustes—contestó ella.
—Eso sería muy 
satisfactorio para todos—dijo Matthew—, los Tramell son muy herméticos, 
no hemos tenido la mejor relación desde que tu abuelo fue patriarca de 
la familia. Tal vez las cosas puedan cambiar contigo a la cabeza.
   Así que ese era el motivo de su invitación. 
   No era un secreto que 
había heredado el espíritu rebelde de mi abuelo, desde niña me tenían 
fichada. Con la muerte de Horace yo sería la próxima Comandante, y era 
mejor tenerme de amiga a tenerme de enemiga, podían eliminarme en 
cualquier momento porque ya me sabían una amenaza, pero al parecer 
preferían optar por el lado pacífico e intentar manipularme con falsa 
amabilidad. Vigilar si mi comportamiento era apropiado según sus estándares.
—Tal vez—sonreí.
    Seguro se reunieron a 
mis espaldas, me habían excluido de todo para vigilar mi comportamiento y
 ver si era capaz de ostentar mi título como lo habían hecho mis 
antepasados, sin cuestionar acciones, sin oponerme a sus órdenes, 
adorando mi lugar mientras pisoteaban a los lacayos que no sabían que lo
 eran o se hacían los idiotas; seguiría la corriente sin llegar a 
causarle decepción a Horace donde quiera que esté, y obtendría las 
respuestas de su parte, por algo me dejó migajas a seguir para resolver 
los misterios de nuestro linaje y el de cada uno de Los Sabios. 
   Hasta ahora me habían 
negado el conocimiento que se le revelaba al nuevo patriarca de una de 
las Trece familias, en su momento Horace tomó precaución para protegerme
 de esa Verdad porque era muy niña y no entendería o era una información
 demasiado fuerte como para ser procesada por alguien en esa edad, algo 
difícil de creer. Guardó todo lejos de Ellos. Y estaba segura de que 
habían buscado esa información, Matthew, Lucrecia y compañía conocían 
bien a Horace, no se iría sin dejar a su sucesora material de 
importancia que Ellos no me dejarían conocer hasta estar seguros de que 
su sucesora era el tipo de persona que querían dentro de sus filas. 
No encontraron nada, mi abuelo lo escondió todo muy bien.
No encontraron nada, mi abuelo lo escondió todo muy bien.
   Matthew no me interrogó 
sobre lo ocurrido en Seattle, esa información llegaría a él cuando nos 
reuniéramos para hablar sobre el particular con los demás. Con su 
familia nos limitamos a hablar de otros asuntos, pasada una media hora 
después del almuerzo Ame se levantó diciendo que aún estaba a tiempo de 
llegar al evento al que fue invitada en Los Hamptons.
   A los veinte minutos de 
su salida me despedí de Matthew y lo que quedaba de los Carlysle 
excusándome en lo enferma que se encontraba Octavia y no podía dejarla 
sola por tanto tiempo.
—Ha sido agradable 
conocer a tu familia, Matthew, a tu hija sólo la había visto alguna vez 
en televisión por las entrevistas que le han hecho. Es una chica 
interesante, sin duda.
—Gracias por haber 
aceptado la invitación de mi marido, espero podamos repetir, serás 
bienvenida las veces que quieras, guapa—dijo Helena.
—Muchísimas gracias, eres muy amable.
   Dorian besó el reverso de mi mano al despedirse.
—Si Amanda cambia de opinión siempre puedo llevarte yo a Los Hamptons—sonrió guiñándome un ojo.
—Lo tomaré en cuenta—contesté.
   Estreché la mano de Claudia y tras eso me marché.
   Esperé a que el valet me
 trajera el coche, como dejé el móvil en la guantera fue lo primero que 
revisé antes de ponerme en marcha. Tenía un mensaje de Octavia:
   Te vas a volver loca cuando veas de qué van los otros archivos.
  Me puse ansiosa, lástima que no podía acelerar, habían demasiados coches enfrente. 
   De regreso volví a pasar
 por SaharGlobal, vi salir a Amanda del edificio, aparqué más adelante y
 bajé del auto. Tenía la mirada en su móvil, ni siquiera me sintió 
llegar.
—Qué corto ha sido el 
tiempo que pasé lejos de usted, señorita Carlysle—dije parándome detrás 
de ella, no se sobresaltó, giró la cara y miró alrededor con estudiada 
sutileza—. ¿Sabe su padre que anda visitando a un posible enemigo de sus
 ideales?—le pregunté.
—Los ideales de mi padre
 no son los míos, Lexa, a diferencia de otros yo no sigo un legado 
familiar—respondió mirándome de arriba a abajo—. ¿Me estás siguiendo?
—Para nada, me dirigía a mi casa cuando te he visto salir de este lugar.
—Amy—llamaron, ella se volvió—. Quiere que vuelvas a subir.
   Era Drako Višnjić quien
 había bajado a buscarla, rubio y de ojos azules, alto y de estilizada 
figura. Sus cejas eran espesas, muy negras y bien arregladas, la adusta 
expresión de su rostro hablaba de un hombre muy severo. Vestía un traje 
oscuro, una camisa blanca bajo el saco, informal, sin corbata.
    Amanda hablaba con mucha familiaridad con él negándose a subir, y diciéndole que la dejara en paz...
—....no quiero nada de 
él—terminó diciendo. Drako me miró antes de marcharse—. Un gusto verte 
de nuevo, pero tengo que irme—se dirigió a mí y empezó a caminar en 
dirección contraria.
—¿Qué tipo de relación tienes con Bélikov? Parecía algo muy personal lo que discutías con el VP de esa empresa—dije siguiéndola.
—No es tu problema, y más te vale que no se lo digas a mi padre—respondió.
   La cogí de la muñeca y la acerqué a mí.
—Sé lo que es el VP—susurré—. ¿Lo sabes tú?
   Amanda se liberó de mi agarre y esta vez fue ella quien me cogió del brazo y me arrastró a un callejón.
—Es humano—dijo.
—Estuve en Seattle, sé 
lo que vi, no recuerdo que los humanos corran tan rápido tipo velocidad 
vampírica. El VP de SaharGlobal es un Bebedor de Sangre, no te esfuerces
 en  negarlo, la pregunta aquí es si tú lo sabías, y de nuevo, ¿qué 
relación tienes con Bélikov?
—¿Esto irá a parar al informe que le rindes al Consejo del cual eres esclava?—sonrió.
—Respóndeme, Amelia.
    Eso bastó para que su sonrisa se esfumara. 
—Me estás confundiendo con alguien más—aseguró.
—No, de hecho sé muy bien quién eres—repliqué. Ella me empujó a un lado y se fue—. ¡Esto no se quedará así!—le advertí.
   Volví al coche, di un 
golpe al volante y me recosté en el asiento cerrando los ojos. Llené mis
 pulmones de aire, conté hasta diez soltándolo despacio, y seguí mi 
camino.
   La puerta del 
apartamento había sido arreglada, menos mal tenía un piso para mí sola 
sin vecinos que presenciaran lo que había pasado.
  Entré, vi a Aiden 
sentado en uno de los banquillos ante el desayunador, estaba más pálido 
de lo normal. Octavia estaba en el sofá con Raven viendo algo en la 
portátil, lo que sea lo pausaron y me observaron como si fuese un bicho 
raro.
—Al fin regresaste—suspiró Raven—. No tienes ni puta idea de lo que estás por ver.
   Le entregué las llaves a Octavia y me senté en medio de ambas, miré por encima de mi hombro a Aiden.
—¿Qué tiene?—les pregunté a ambas.
—Ve este vídeo por ti misma y luego veremos si no quedas igual—dijo Raven dándole play.
   Mi abuelo apareció sentado ante su escritorio en el estudio de su casa en Asturias, se me hizo un nudo en la garganta.
—Hola, mi pequeña Lexa—dijo, hasta ese momento no me había dado cuenta de lo mucho que extrañaba escucharlo—. Campeón.....—sonreí, así llamaba a Aiden—.
 Espero haber hecho un buen trabajo escondiendo mis conocimientos para 
que sólo ustedes puedan dar con ellos. Sobre todo tú, Lexa, que eres la 
mayor y al yo partir pasarás a dirigir nuestra organización, 
representarás a nuestra familia como décimo tercer linaje, serás una de 
Los Sabios de Sión.—Raven se mordisqueaba las uñas atenta a las 
palabras de mi abuelo, era un mal hábito que salía a flote cuando estaba
 nerviosa. Octavia me tomó de la mano y sonrió cuando la miré—. Ambos
 han crecido escuchando el término décimo tercer linaje, pero nunca 
llegué a explicar a qué nos referíamos, por qué es tan especial ser 
quiénes somos. Peter y Sonja no querían que ustedes conocieran esa 
verdad o se vieran envueltos en este sucio juego, pero pienso distinto, 
creo que deben saber para estar alertas. La familia Carlysle, la familia
 Zarasúa, la familia Tramell, y demás que conforman nuestra Sociedad 
Secreta compartimos un ideal, yo fui el único representante de nuestra 
familia que comenzó a cuestionar ese ideal. Pero no es lo único que 
compartimos, tenemos una misma línea de sangre que se extiende hasta el 
inicio de los tiempos cuando el primer hombre y la primera mujer 
caminaban por este mundo y tuvieron hijos. Uno de ellos, Abel, tuvo a su
 vez descendencia....—pausé el vídeo.   
—No es cierto—susurré—. 
Abel fue asesinado por Caín, ¿no?—Sí, no era muy dada a prestar mucha 
atención a las historias de la biblia.
—Sigue viendo—dijo O reproduciendo el vídeo.
—.....Lo sé, no es 
la historia que conocen, pero a medida que avancen, si deciden que 
quieren saber más, descubrirán que la historia que el mundo conoce es la
 que nosotros hemos escrito para ellos. Lexa, tú ya estás versada en el 
tema, sabes que ante todo somos historiadores y modificamos muchas 
cosas a nuestra conveniencia.
   Escuché a Aiden subir las escaleras. Raven se levantó antes de que yo lo hiciera.
—Yo iré con él—dijo caminando hacia las escaleras.
—El ADN de Abel fue 
modificado siendo él un bebé no nato aún, somos especiales, Lexa, pero no me siento 
así, y tal vez tampoco te sientas de ese modo cuando sepas la verdad. 
Somos pocos, el linaje más cercano al Creador por ser Abel Su favorito. Linaje maldito. El Linaje
 de la Serpiente, la verdadera.....—Volví a pausar.
—Prepárate porque apenas es la punta del iceberg—dijo Octavia.
   Sus ojos verdes me miraron con tristeza, apretó más mi mano dejándome saber que me acompañaba y no me abandonaría.
 

 
Y Lexa comenzará a conocer la verdad detrás de esa gran mentira..
ResponderEliminarAmelia es un personaje fascinante que amenaza opacar a personajes de las historias en que participa, aunque no sea la protagonista.
Que valor y astucia la de Horace, al irse rebelando y dejando revelaciones a sus nietos.
Besos.
Estupendo lo que he leído ...las mentiras siempre se descubren aunque se tarde tiempo y en ella vera todo lo acontecido .. muy buena .
ResponderEliminarAbrazos.