jueves, 18 de enero de 2018

Capítulo 4: Linaje Maldito

Lexa

   Una mujer de la servidumbre anunció que el almuerzo ya estaba servido, la rubia se detuvo a medio camino del bar, Matthew me invitó a acompañarlos al salón comedor y ella nos siguió a paso lento. Ya a la mesa tomó asiento en la silla frente a mí, yo estaba a la derecha de Matthew Carlysle que se sentó a la cabecera de la mesa, su mujer se sentó en la otra punta, su hijo Dorian a mi lado y Claudia al lado de "Ame".
   Claudia le susurró algo al oído, ella negó con la cabeza y me miró de reojo.
  "Debe sentirse como si se limpiaran algunos pecados, ¿no crees?", había dicho. Capté el mensaje. Ella sabía que la Armada que mi familia comanda se encargó de sus padres dejándolas a ella y a su hermana sin hogar, dejándolas huérfanas; no tengo idea de cómo se desarrolló todo, ese día, ni quiero imaginarlo, pero entendería su hostilidad, y cargaría con lo que los Comandantes anteriores a mí habían hecho, con lo que mi familia le había hecho. Era de esperar esa vacía mirada en sus ojos que se clavó en los míos.

—Y dígame, Matthew, ¿cómo supo que me encontraba en la ciudad?—pregunté, picando la carne que me sirvieron en el plato—. Ni siquiera me reporté con usted cuando mi Segunda y yo llegamos a cumplir con la orden que se nos dio, sé que Lucrecia debió haberle dicho sobre por qué vine pero ella no sabía que yo había regresado de Seattle, de hecho le dije que me quedaría allí para investigar un poco más sobre lo que sucedió.

—Le mentiste a Lucrecia, fuiste osada al haberlo hecho, Lexa, pero tengo ojos vigilando en cada parte del país—respondió él sonriendo. Noté que Claudia parecía perdida cuando nos miró.

—Sí, ojos que yo controlo y sé cómo evitar a la perfección—sonreí. Probé un bocado y seguí cortando—. Una ya no puede tener un lugar secreto al que escapar cuando necesita algo de paz—comenté—. Tendré que empezar a revisar a mi personal de confianza.

—Un momento—intervino Claudia, sus grandes y dulces ojos café pasaron de su tío a mí—, ¿a qué te refieres con "ojos que yo controlo"?—inquirió abriendo y cerrando comillas en el aire con los dedos.

—Sabes que tu tío y yo financiamos a varios gobiernos, y ayudamos a hacer de este mundo un mejor lugar—habló Helena adelantándose a mí y a su marido, vi a Ame rodar los ojos, intuí que esa mentira ya le cansaba—. Pues la familia de Lexa hace lo propio por nuestra seguridad, nombra una agencia de inteligencia y allí estarán metidas las manos de los Tramell-Wood. CIA, MI6, El Mossad, sólo por nombrar algunos. Los tentáculos de los TW lo abarcan todo.

—El Brazo Armado de la Élite—comentó Ame, dio un trago largo a su copa de vino dejándola vacía.

—¿No se espían mutuamente?—preguntó Claudia—. ¿Cómo una sola persona controla agencias de inteligencia si....?

—Es un juego, Clau—respondió Ame—. Lo entenderás con el tiempo, si a mis padres les sale del corazón no mantenerte más en la ignorancia.

—Ya basta, Amanda—dijo con calma Matthew.

—Salud.—La joven levantó la copa en respuesta a la serena orden del señor Carlysle pero concentró su mirada en mí.

—Disculpa a mi hermana, Lexa—intercedió Dorian—. Tuvo que cancelar un evento en Los Hamptons por pedido de papá.

—¡Oh! Espero no ser la causante de esa cancelación.—Ame enarcó una ceja—. Nunca he ido a Los Hamptons, ¿sería posible que alguna vez pueda mostrarme el lugar?—le dije.

—Podemos quedar cuando gustes—contestó ella.

—Eso sería muy satisfactorio para todos—dijo Matthew—, los Tramell son muy herméticos, no hemos tenido la mejor relación desde que tu abuelo fue patriarca de la familia. Tal vez las cosas puedan cambiar contigo a la cabeza.

   Así que ese era el motivo de su invitación.
   No era un secreto que había heredado el espíritu rebelde de mi abuelo, desde niña me tenían fichada. Con la muerte de Horace yo sería la próxima Comandante, y era mejor tenerme de amiga a tenerme de enemiga, podían eliminarme en cualquier momento porque ya me sabían una amenaza, pero al parecer preferían optar por el lado pacífico e intentar manipularme con falsa amabilidad. Vigilar si mi comportamiento era apropiado según sus estándares.

—Tal vez—sonreí.

    Seguro se reunieron a mis espaldas, me habían excluido de todo para vigilar mi comportamiento y ver si era capaz de ostentar mi título como lo habían hecho mis antepasados, sin cuestionar acciones, sin oponerme a sus órdenes, adorando mi lugar mientras pisoteaban a los lacayos que no sabían que lo eran o se hacían los idiotas; seguiría la corriente sin llegar a causarle decepción a Horace donde quiera que esté, y obtendría las respuestas de su parte, por algo me dejó migajas a seguir para resolver los misterios de nuestro linaje y el de cada uno de Los Sabios.
   Hasta ahora me habían negado el conocimiento que se le revelaba al nuevo patriarca de una de las Trece familias, en su momento Horace tomó precaución para protegerme de esa Verdad porque era muy niña y no entendería o era una información demasiado fuerte como para ser procesada por alguien en esa edad, algo difícil de creer. Guardó todo lejos de Ellos. Y estaba segura de que habían buscado esa información, Matthew, Lucrecia y compañía conocían bien a Horace, no se iría sin dejar a su sucesora material de importancia que Ellos no me dejarían conocer hasta estar seguros de que su sucesora era el tipo de persona que querían dentro de sus filas. 
     No encontraron nada, mi abuelo lo escondió todo muy bien.
   Matthew no me interrogó sobre lo ocurrido en Seattle, esa información llegaría a él cuando nos reuniéramos para hablar sobre el particular con los demás. Con su familia nos limitamos a hablar de otros asuntos, pasada una media hora después del almuerzo Ame se levantó diciendo que aún estaba a tiempo de llegar al evento al que fue invitada en Los Hamptons.
   A los veinte minutos de su salida me despedí de Matthew y lo que quedaba de los Carlysle excusándome en lo enferma que se encontraba Octavia y no podía dejarla sola por tanto tiempo.

—Ha sido agradable conocer a tu familia, Matthew, a tu hija sólo la había visto alguna vez en televisión por las entrevistas que le han hecho. Es una chica interesante, sin duda.

—Gracias por haber aceptado la invitación de mi marido, espero podamos repetir, serás bienvenida las veces que quieras, guapa—dijo Helena.

—Muchísimas gracias, eres muy amable.

   Dorian besó el reverso de mi mano al despedirse.

—Si Amanda cambia de opinión siempre puedo llevarte yo a Los Hamptons—sonrió guiñándome un ojo.

—Lo tomaré en cuenta—contesté.

   Estreché la mano de Claudia y tras eso me marché.
   Esperé a que el valet me trajera el coche, como dejé el móvil en la guantera fue lo primero que revisé antes de ponerme en marcha. Tenía un mensaje de Octavia:
   
   Te vas a volver loca cuando veas de qué van los otros archivos.

  Me puse ansiosa, lástima que no podía acelerar, habían demasiados coches enfrente.
   De regreso volví a pasar por SaharGlobal, vi salir a Amanda del edificio, aparqué más adelante y bajé del auto. Tenía la mirada en su móvil, ni siquiera me sintió llegar.

—Qué corto ha sido el tiempo que pasé lejos de usted, señorita Carlysle—dije parándome detrás de ella, no se sobresaltó, giró la cara y miró alrededor con estudiada sutileza—. ¿Sabe su padre que anda visitando a un posible enemigo de sus ideales?—le pregunté.

—Los ideales de mi padre no son los míos, Lexa, a diferencia de otros yo no sigo un legado familiar—respondió mirándome de arriba a abajo—. ¿Me estás siguiendo?

—Para nada, me dirigía a mi casa cuando te he visto salir de este lugar.

—Amy—llamaron, ella se volvió—. Quiere que vuelvas a subir.

   Era Drako Višnjić quien había bajado a buscarla, rubio y de ojos azules, alto y de estilizada figura. Sus cejas eran espesas, muy negras y bien arregladas, la adusta expresión de su rostro hablaba de un hombre muy severo. Vestía un traje oscuro, una camisa blanca bajo el saco, informal, sin corbata.
   Amanda hablaba con mucha familiaridad con él negándose a subir, y diciéndole que la dejara en paz...

—....no quiero nada de él—terminó diciendo. Drako me miró antes de marcharse—. Un gusto verte de nuevo, pero tengo que irme—se dirigió a mí y empezó a caminar en dirección contraria.

—¿Qué tipo de relación tienes con Bélikov? Parecía algo muy personal lo que discutías con el VP de esa empresa—dije siguiéndola.

—No es tu problema, y más te vale que no se lo digas a mi padre—respondió.

   La cogí de la muñeca y la acerqué a mí.

—Sé lo que es el VP—susurré—. ¿Lo sabes tú?

   Amanda se liberó de mi agarre y esta vez fue ella quien me cogió del brazo y me arrastró a un callejón.

—Es humano—dijo.

—Estuve en Seattle, sé lo que vi, no recuerdo que los humanos corran tan rápido tipo velocidad vampírica. El VP de SaharGlobal es un Bebedor de Sangre, no te esfuerces en negarlo, la pregunta aquí es si tú lo sabías, y de nuevo, ¿qué relación tienes con Bélikov?

—¿Esto irá a parar al informe que le rindes al Consejo del cual eres esclava?—sonrió.

—Respóndeme, Amelia.

    Eso bastó para que su sonrisa se esfumara.

—Me estás confundiendo con alguien más—aseguró.

—No, de hecho sé muy bien quién eres—repliqué. Ella me empujó a un lado y se fue—. ¡Esto no se quedará así!—le advertí.

   Volví al coche, di un golpe al volante y me recosté en el asiento cerrando los ojos. Llené mis pulmones de aire, conté hasta diez soltándolo despacio, y seguí mi camino.
   La puerta del apartamento había sido arreglada, menos mal tenía un piso para mí sola sin vecinos que presenciaran lo que había pasado.
  Entré, vi a Aiden sentado en uno de los banquillos ante el desayunador, estaba más pálido de lo normal. Octavia estaba en el sofá con Raven viendo algo en la portátil, lo que sea lo pausaron y me observaron como si fuese un bicho raro.

—Al fin regresaste—suspiró Raven—. No tienes ni puta idea de lo que estás por ver.

   Le entregué las llaves a Octavia y me senté en medio de ambas, miré por encima de mi hombro a Aiden.

—¿Qué tiene?—les pregunté a ambas.

—Ve este vídeo por ti misma y luego veremos si no quedas igual—dijo Raven dándole play.

   Mi abuelo apareció sentado ante su escritorio en el estudio de su casa en Asturias, se me hizo un nudo en la garganta.

Hola, mi pequeña Lexa—dijo, hasta ese momento no me había dado cuenta de lo mucho que extrañaba escucharlo—. Campeón.....—sonreí, así llamaba a Aiden—. Espero haber hecho un buen trabajo escondiendo mis conocimientos para que sólo ustedes puedan dar con ellos. Sobre todo tú, Lexa, que eres la mayor y al yo partir pasarás a dirigir nuestra organización, representarás a nuestra familia como décimo tercer linaje, serás una de Los Sabios de Sión.—Raven se mordisqueaba las uñas atenta a las palabras de mi abuelo, era un mal hábito que salía a flote cuando estaba nerviosa. Octavia me tomó de la mano y sonrió cuando la miré—. Ambos han crecido escuchando el término décimo tercer linaje, pero nunca llegué a explicar a qué nos referíamos, por qué es tan especial ser quiénes somos. Peter y Sonja no querían que ustedes conocieran esa verdad o se vieran envueltos en este sucio juego, pero pienso distinto, creo que deben saber para estar alertas. La familia Carlysle, la familia Zarasúa, la familia Tramell, y demás que conforman nuestra Sociedad Secreta compartimos un ideal, yo fui el único representante de nuestra familia que comenzó a cuestionar ese ideal. Pero no es lo único que compartimos, tenemos una misma línea de sangre que se extiende hasta el inicio de los tiempos cuando el primer hombre y la primera mujer caminaban por este mundo y tuvieron hijos. Uno de ellos, Abel, tuvo a su vez descendencia....—pausé el vídeo.

—No es cierto—susurré—. Abel fue asesinado por Caín, ¿no?—Sí, no era muy dada a prestar mucha atención a las historias de la biblia.

—Sigue viendo—dijo O reproduciendo el vídeo.

—.....Lo sé, no es la historia que conocen, pero a medida que avancen, si deciden que quieren saber más, descubrirán que la historia que el mundo conoce es la que nosotros hemos escrito para ellos. Lexa, tú ya estás versada en el tema, sabes que ante todo somos historiadores y modificamos muchas cosas a nuestra conveniencia.

   Escuché a Aiden subir las escaleras. Raven se levantó antes de que yo lo hiciera.

—Yo iré con él—dijo caminando hacia las escaleras.

El ADN de Abel fue modificado siendo él un bebé no nato aún, somos especiales, Lexa, pero no me siento así, y tal vez tampoco te sientas de ese modo cuando sepas la verdad. Somos pocos, el linaje más cercano al Creador por ser Abel Su favorito. Linaje maldito. El Linaje de la Serpiente, la verdadera.....—Volví a pausar.

—Prepárate porque apenas es la punta del iceberg—dijo Octavia.

   Sus ojos verdes me miraron con tristeza, apretó más mi mano dejándome saber que me acompañaba y no me abandonaría.





2 comentarios:

  1. Y Lexa comenzará a conocer la verdad detrás de esa gran mentira..
    Amelia es un personaje fascinante que amenaza opacar a personajes de las historias en que participa, aunque no sea la protagonista.

    Que valor y astucia la de Horace, al irse rebelando y dejando revelaciones a sus nietos.

    Besos.

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  2. Estupendo lo que he leído ...las mentiras siempre se descubren aunque se tarde tiempo y en ella vera todo lo acontecido .. muy buena .
    Abrazos.

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